Títol  Una novel·la sobre Moncada: ‘Sol de València’ (1933), de Baltasar Bonet Lluesma
Temàtiques literatura, història, etnologia, documents
Publicació Moncadapèdia Dimecres 25 de març de 2020
Font Arxiu municipal
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Sol de València. Estampes i “Troles” de la sombra del Micalet, és una novel·leta de Baltasar Bonet Lluesma publicada per la Impremta Laietana de Barcelona en 1933. És una novel·la de Moncada, sobre Moncada, que parla d’un poble idealitzat, edènic, a través de les peripècies dels xiquets -un tant assilvestrats- de la població en els anys del canvi del segle XIX al segle XX.

Tindre una novel·la sobre Moncada és un luxe, un document que ens informa sobre la vida quotidiana en el canvi de segle. Es tracta d’un informe etnogràfic preciós, però també des del punt de vista literari no es tracta d’una obra menor: el fet de ser una obra coral, l’esforç per dignificar una llengua que aleshores era “de poble”… És una obra dinàmica, amb molta acció i molt d’humor…

Quant al contingut, només dir que s’hi produeix una idealització de l’escola i del mestre, una simpatia amb els estudiants que rebaldien pel terme; una sublimació de la cultura popular, que aleshores encara no era cultura mediàtica; una ironia sobre el clero, a qui mostra de forma grotesca; un interès per l’etnologia… Amb estos elements imaginem a Baltasar Bonet Lluesma com un home lletrat, com a empresari amb inclinacions republicanes i valencianistes.

Es tracta d’una obra escrita amb ofici (no seria el seu primer treball literari), segurament plena de referències autobiogràfiques, en què el protagonista és el propi poble, la seua gent i els seus costums. Està escrita en un valencià incipient, dubitatiu (les Normes de Castelló no es van aprovar fins a 1932), amb nombrosos localismes però també amb algun catalanisme -Baltasar tenia un rajolar a l’Hospitalet de Llobregat i un germà, Jesús Antonio, farmacèutic a Barcelona.

De la seua biografia ens ocuparem en una altra publicació (quan superem l’estat d’alarma i pugam recuperar el treball en arxius), però podem anticipar una recerca apassionant amb Beatriz Bonet, reneboda de Baltasar i neta de Jesús Antonio. De moment només cal saber que que Baltasar Bonet Lluesma (1890 – ?), nascut a l’antic carrer del Pont Sec, 19 (actual carrer de Cristòfol Colom, cantó amb el carrer de Ramon Villarroya), era el major de dotze germans; el seu avi (Vicente Bonet Martínez, ? – 1895), son tio (Vicent Bonet Chapa, 1860 – 1920) i son pare (Baltasar Bonet Chapa, 1867 – 1925) havien sigut, quasi alternativament, alcaldes de Moncada. Baltasar va estudiar un any a l’Escola de Comerç de la Universitat de València, i ahí es perd (temporalment) el seu rastre acadèmic. Sí que sabem que era una persona molt preocupada per la cultura valenciana, i que va participar en la societat Lo Rat Penat (es conserven unes cartes amb Nicolau Primitiu Gómez Serrano de 1934). Tenia dos o fins i tot tres germanes monges, i un germà, Vicent, fou afusellat durant els primers mesos de la guerra; això indica la complexitat de la societat moncadina i valenciana d’aquells anys, i de com convivien la religiositat, les idees progressistes o el valencianisme cultural en una mateixa família.

La dècada dels anys 20 va ser la de l’explosió del teatre en valencià i del valencianisme polític, un moviment lletrat i popular que acabaria abruptament en 1939. La Guerra Civil va truncar les possibilitats que es desenvolupara una indústria del llibre en Valencià.

Sobre la recepció de la novel·la hem localitzat tres mencions en premsa: una a Luz, diario de la república, un diari republicà de Madrid, i dos a diaris valencians: La correspondencia de Valencia i Las Provincias respectivament. El primer i el segon desenvolupen arguments positius cap a l’autor i la seua obra; el tercer, Las Provincias, mostra el seu rebuig per un estil massa realista i un vocabulari groller i irreverent.

Ací us deixem l’enllaç als tres articles en el seu medi imprés, amb el text transcrit per a una lectura més còmoda.

Luz, diario de la República

Año II, núm. 577, 10 de novembre de 1933, p. 7.

«HUMORISTAS VALENCIANOS.

En medio de la crisis que intranquiliza a toda la Humanidad y que ahora va teniendo cada vez más directa repercusión en la rica región valenciana, es bueno que aparezcan motivos de humorismo, que vienen a ser como oasis optimistas, aunque momentáneos, en este páramo de desfavorabilidad.

Bonet Lluesma se ha lanzado a escribir un tipo de novela ligera -quiero decir, sin profundas filosofías, que, aderezadas de humorismo, aun suelen ser más profundas-, de encantador ambiente y que leemos con una sonrisa que nos dura todo lo que el libro, este primer tomo, da de sí.

Vida de un pueblo de esos luminosos (con su acequia, sus jazmines, sus casas de todos los colores, predominando el blanco…), de la huerta valenciana, donde se van desgranando los múltiples aspectos de sus alegres chirigoteros, burlones vecinos. Escenas peregrinas, en las que rezuma la sal, más o menos gruesa, esa sal campesina que a veces resulta demasiado cáustica. Tipos de “ganduls” perfectamente retratados. Película que viene a ser como de dibujos rurales animados. Eso es el libro de Bonet Lluesma, escrito en lengua valenciana de ortografía moderna, aunque no llegue a la que pudiéramos llamar ortodoxa -suave transición que los no técnicos agradecerán-, y con un estilo claro, llano, “qüent”, que mantiene al lector en constante “rialla”.

Sanchis y Zabalza»

La correspondència de València

Año LVI Número 22275 – 17 de novembre de 1933, p. 4.

«OTRA NOVELA VALENCIANA

Sabido es que en el desarrollo normal de las literaturas -tanto cuando nace como cuando renacen-, la prosa suele ser posterior, en su aparición y en su desarrollo, a la forma poética.

Partiendo de este hecho, no han faltado historiadores y críticos literarios para quienes la madurez de una literatura, nacida o renacida, está indicada, no ya por la madurez de su prosa, sisno más concretamente por la madurez del género novelesco.

De ahí que en alguna literatura de pueblos entusiastas se haya procurado en cierto modo forzar la producción de novelas, tanto en lo referente a calidad como en lo relativo a cantidad, ya que todo contribuye a la normalidad de la producción.

Esta producción topa con dos inconvenientes: uno de orden interno y otro de orden externo. El primero atañe a las dificultades para concebir la novela sin una tradición en que apoyarse; a las dificultades de usar idiomas no flexibilizados para tal género, etc. El segundo orden de inconvenientes, podría referirse a la dificultad de producir la novela en un plan de profesionalismo literario y se refiere más implemente a la dificultad que hay para editar novelas, dada la extensión que tienen y dado también el precio de coste material.

A pesar de todo, es cierto que ahora aparecen con alguna frecuencia las novelas valencianas, sin contar la lozanía que representaba la aparición regular durante algún tiempo de una revista exclusivamente dedicada a la publicación de narraciones breves.

***

La última novela valenciana que se ha editado titúlase «Sol de Valencia», está redactada por Baltasar Bonet Lluesma, lleva pie de imprenta barcelonés y ostenta en su cubierta un dibujo en colores de Camps-Ribera, que representa a un jugador de pelota.

Muchos críticos han hablado ya de ella. Sin ir más lejos, el de «El Noticiero Universal», Luis G. Mapegat, decía lo siguiente:

«Hemos pasado horas amables leyendo este libro. Nos parecía tener ante nuestra vista el paisaje maravilloso de la huerta valenciana, con sus naranjales en hileras interminables, con sus acequias, que parecen cintas de plata cruzando un campo de esmeralda, con sus casitas blancas agrupadas en torno de las torres barrocas de los templos parroquiales y todo bañado en cascada de sol deslumbrador.

«Vive y palpita la tierra valenciana en este libro tan simpático, y viven y aman y odian y chismorrean y trabajan y ríen y se divierten sus hijos, reflejadas sus figuras por la destreza de un escritor, que es un fiel observador de costumbres y que, valenciano también, ha sabido penetrar en la entraña de su país con un verismo y una justeza de visión notables.

«Y más que en personaje alguno, es justa la pintura cuando nos presenta a los “xiquets”, los rapazuelos del pueblo y se entretiene y se recrea e autor en contarnos sus travesuras y la lucha que con ellos se ve obligado a mantener “el sinyor mestre”.

«Páginas éstas verdaderamente notables por la naturalidad que de ellas se desprende.

«El lenguaje valenciano en que está escrito el libro, lleno de modismos, correcto y fluido, presta un gran encanto a la narración.»

***

Como ve el lector, el juicio no puede ser más halagüeño para el señor Bonet Lluesma, tanto más cuanto otros críticos se han expresado en términos parecidos.

Aquí no se va a enjuiciar, sobre todo porque en esta sección sólo suele darse la noticia -com más o menos arrequives- de la publicación de los libros. Además, de «Sol de Valencia», únicamente se ha publicado la primera parte; cuando se publique la segunda será la ocasión de hablar más extensamente sobre dicha obra.

Almela y Vives»

Las Provincias

Año 69 Número 20975 – 3 de gener de 1934, p. 12.

«“SOL DE VALENCIA”

Con este título acaba de publicarse en Barcelona un libro en donde se describe la existencia de un chiquillo valenciano, en el ambiente del pueblecito y de la huerta. Hay fuerza en las descripciones y vigor en la frase. El autor, Baltasar Bonet Lluesma, tiene condiciones de sensibilidad… retiniana que ponen singular luminosidad en las descripciones. En cierto modo, diríamos que el libro en cuestión es una especie de “Profesor Deltell” de Champfleury, pero sin profesor y sobre todo sin la soberana delicadeza del famoso novelista francés. El libro revela una feliz imaginación en su autor digna de ser depurada y… refinada. Decimos esto porque el léxico no da idea de un espíritu valenciano sino castellano, con forzosa versión a un valenciano que no es sino el “argot” de la ciudad. En él para acentuar la nota realista, se deslizan palabras y juramentos de la más baja grosería. Y es una lástima, porque las condiciones positivas que tiene el escritor se ven así obscurecidas por un pseudo realismo que estuvo en baja hará cincuenta años pero que ya… tampoco llegan a ser precisas ni de buen gusto ciertas irreverencias.

Como creemos que el autor de “Sol de Valencia” tiene temperamento de artista, esperamos que este temperamento le salvará en lo sucesivo para ofrecer obras en donde sea la emoción de arte la que brille con toda pureza. Quien sabe sentir la naturaleza valenciana como Bonet Lluesma, viene obligado a darnos las emociones de arte con todo su valor. Y él puede hacerlo.

E.L. Chavarri»

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